miércoles, octubre 19, 2005


Sacado de www.emprenden.cl

Una carta de Shakespeare que compartimos con nuestra comunidad...

"Después de algún tiempo aprenderás la diferencia entre dar la mano y socorrer a un alma y aprenderás que amar no significa APOYARSE, y que compañía no siempre significa SEGURIDAD.

Comenzaras a aprender que los besos no son contratos, ni regalos, ni promesas.

Comenzaras a aceptar tus derrotas con la cabeza erguida y la mirada al frente, con la gracia de un niño y no con la tristeza de un adulto y aprenderás a construir hoy todos tus caminos, porque el termino mañana es incierto para los proyectos y el futuro tiene la costumbre de caer en vacío.

Después de un tiempo aprenderás que el sol quema si te expones demasiado. Aceptaras incluso que las personas buenas podrían herirte alguna vez y necesitaras perdonarlas.

Aprenderás que hablar puede aliviar los dolores del alma...

Descubrirás que lleva años construir confianza y apenas unos segundos para destruirla y que tu también podrás hacer cosas de las que te arrepentirás el resto de tu vida.

Aprenderás que las nuevas amistades continúan creciendo a pesar de las distancias y que no importa que es lo que tienes en la vida sino a quien tienes en la vida, y que los buenos amigos son la familia que nos permitimos elegir. Aprenderás que no tenemos que cambiar de amigos, si estamos dispuestos a aceptar que los amigos cambian.

Te darás cuenta que puedes pasar buenos momentos con tu mejor amigo, haciendo cualquier cosa o simplemente nada, solo por el hecho de disfrutar su compañía.

Descubrirás que muchas veces tomas a la ligera a las personas que más te importan y por eso siempre debemos decirles a esas personas que las amamos, porque nunca estaremos seguros de cuando será la ultima vez que las veamos.

Aprenderás que las circunstancias y el entorno también que nos rodea tiene influencia sobre nosotros, pero nosotros somos los únicos responsables de lo que hacemos.


Comenzaras a aprender que no nos debemos comparar con los demás, salvo cuando queremos imitarlas para mejorar.

Descubrirás que se lleva mucho tiempo para llegar a ser la persona que quieres ser, y que el tiempo es corto.

Aprenderás que no importa a donde llegaste sino adonde te diriges y si no lo sabes cualquier lugar sirve.

Aprenderás que sino controlas tus actos ellos te controlan y que ser flexible no significa ser débil o no tener personalidad, porque no importa cuan delicada o frágil sea una situación: siempre existen dos lados.

Aprenderás que héroes son las personas que hicieron lo que era necesario, enfrenando las consecuencias...

Aprenderás que la paciencia requiere mucha practica. Descubrías que algunas veces la persona que esperas que te patee cuando te caes, tal vez, sea una de las pocas que te ayuden a levantarte.

MADURAR tiene mas que ver con lo que has aprendido, que con los años vividos.

Aprenderás que hay mucho más de tus padres en ti que lo que supones.

Aprenderás que nunca se debe decir a un niño que sus sueños son tonterías, porque pocas cosas son tan humillantes, y seria una tragedia que se lo creyese porque le estarás quitando la esperanza.

Aprenderás que cuando sientas rabia, tienes derecho a tenerla, pero eso no te da derecho a ser cruel.

Descubrirás que solo porque alguien no te ama de la forma que quieres, no significa que no te ame con todo lo que puede, Porque hay personas que nos aman, pero que no saben como demostrarlo...

No siempre es suficiente ser perdonado por alguien, algunas veces tendrás que aprender a perdonarte a ti mismo.

Aprenderás que con la misma severidad con la que juzgas, también serás juzgado y en algún momento ordenado.

Aprenderás que no importa en cuantos pedazos tu corazón se partió, el mundo no se detiene para que los arregles.

Aprenderás que el tiempo no es algo que puedes volver atrás, por lo tanto debes cultivar tu propio jardín y decorar tu alma, en vez de esperar que alguien te traiga flores.

Entonces y solo entonces, sabrás realmente lo que puedes soportar, que eres fuerte y que podrás ir, mucho mas lejos, que cuando creías que no se podía más.
Es que realmente la vida vale mas cuando tienes valor de enfrentarla."

William Shakespeare

Tienen que encontrar eso que aman

lunes, octubre 03, 2005
Aquí pongo el discurso que antes menciono, es impresionante...


“Tienen que encontrar eso que aman”

Me siento honrado de estar con ustedes hoy en su ceremonia de graduación en una de las mejores universidades del mundo. Yo nunca me gradué de una universidad. La verdad sea dicha, esto es lo más cerca que he estado de una graduación. Hoy deseo contarles tres historias de mi vida. Eso es. No es gran cosa. Sólo tres historias.

La primera historia se trata de conectar los puntos.

Me retiré del Reed College después de los primeros 6 meses y seguí yendo de modo intermitente otros 18 meses o más antes de renunciar de verdad. Entonces ¿por qué me retiré?.

Leer más »

Lo que amamos en la vida

martes, septiembre 13, 2005
Lean el discurso de Steve Jobs estructurado en tres historias de su vida.

Una de las cosas que dijo que me han quedado dando vueltas es sobre saber lo que amamos en la vida, lo que amamos hacer, no lo que queremos hacer, lo que amamos. Dijo que tuvo suerte y lo encontró temprano en la vida, afortunado.

Me da vueltas porque no lo tengo claro, no lo encuentro aún.

Encontré a la persona que amo, y que sabe lo que ama (y a quién ama, jijiji). Pero si me baso en lo que creo, que uno en el fondo siempre, o casi siempre para no ser tan extremista, sabe las cosas fundamentales, entonces, ¿será que no estoy dispuesto a asumir el costo?, ¿será que no creo en lo que amo?, ¿será que tengo miedo de enamorarme de lo que podría amar?, ¿será que no estoy dispuesto a mojarme para cruzar el río?.

Estoy nadando hasta el fondo del asunto.

Los planes

Hay que creer en algo, a veces hay que tener pena (y no que la pena lo tenga a uno), y hay que hacer un plan...

Las cosas generalmente no se presentan fáciles, ni el camino despejado, pero si creemos en algo, si queremos algo, hay que hacer un plan y seguirlo y cambiarlo y volverlo a seguir y volver a creer y tener un poco de pena y aguantar un poco la lluvia y saber que después del momento mas oscuro y frío de la noche.... AMANECE

¿Saben cuántas veces falló Edison antes de encender su ampolleta?, ¿saben cuántas veces cayeron los hermanos Write antes de volar?... muchas, seguramente más de las veces que hemos fallado.

La tristeza

Creo que la tristeza es un punto de vista, nada mas. Una jerarquía de pensamientos y emociones ordenada en torno a ese punto de vista, a esa perspectiva que nos inmoviliza y hace que nos sentemos junto al camino a lamentarnos de lo que nos pasa.

Hay cosas que duelen, que siempre van a doler, y cuando uno acepta que es así, puede empezar a hacer algo al respecto.

En los funerales se llora por todos, menos uno: el muerto.

Si alguien pasa por aquí y le encuentra o no sentido a mi teoría de la tristeza, que deje algún ejemplo.

Creer en algo

En el fondo uno escribe para si, he pensado cambiar el título de este sitio a "blog a mí mismo", en fin.....

Creer en algo

No estoy pasando por un momento fácil, y cuando uno pasa por un momento así hay que tener bien firme el timón, hay que tener clara la dirección que se quiere tomar, claro el lugar a donde se va, etc. Pero quizá porque no se han tenido claro esos aspectos en la vida, es que uno tiene que pasar por momentos así: Como en una tormenta en medio de la noche y del océano, sin puntos de referencia y con el vértigo de sentir que uno se unde o se da vueltas y siendo tirado en todas direcciones por fuerzas mayores a las de uno.

Pienso que la mayoría de las veces uno sabe lo que tiene que hacer, por no decir siempre, pero hacer lo que se tiene que hacer, generalmente tiene un costo alto, que general mente se asume cuando ya estamos entre la espada y la pared.

En circuntancias así es necesario creer en algo, es necesario querer algo y saberlo. Es necesario saber qué dirección tomar, y por lo tanto saber dónde queremos llegar o por dónde queremos pasar.

Pero además hay que ser porfiados, tan porfiados que la nube que nos llueve encima se quede sin agua antes de que dejemos de intentarlo.

Si las cosas no tienen sentido, hay que dárselo...y seguir.

No ser

miércoles, agosto 17, 2005
Vengo llegando, ella no vive en mi ciudad...


Vuelvo a casa
un lugar vacío
lleno de gente
que no eres tú

Respiro el silencio
lleno de ruidos
lleno de voces
que no son tu voz

Tengo mis brazos abiertos
y no estás aquí
Todos los días son fríos
vacíos sin fe

Cada instante
cada segundo
es un mundo distante
que no quiero ver

Sigo durmiendo
junto al vacío
el lado mas frío
recibe mi sien

Tengo mis labios besando
el sabor de tu piel
Que ahora está lejos
tan lejos que no puede ver

Que estar sin ti es no ser.

Sus aspiraciones y necesidades: Cómo son los hombres

miércoles, julio 27, 2005
Revista Ya, El Mercurio, martes 26 de julio de 2005
Sus aspiraciones y necesidades: Cómo son los hombres
Rafael Gumucio


En la mayor parte de las especies animales el macho es más bello, y más solemne que la hembra; es cosa de ver a los leones por ejemplo, que viven y mueren sólo para impresionar a sus hembras. En la especie humana son las mujeres las bellas. Son ellas las que bailan casi a solas la danza de la seducción. Son las portadoras de la especie y las dueñas del juego.


Los hombres son para la sobrevivencia de la especie bastante irrelevantes e intercambiables. Una vez que fecunda la mujer, su presencia es más bien decorativa. Las guerras las hacen los hombres, porque su muerte en el campo de batalla no implica el fin de un clan. Con tal que sobrevivan dos o tres basta para repoblar una ciudad. Los hombres pueden creer en el pasado, y vivir en el presente; el futuro es - por mandato fisiológico- monopolio de las mujeres.


El hombre se encuentra hoy a la intemperie de sus propias certidumbres. El voyerismo, la pornografía, el fetichismo, han sido esterilizados por los siquiatras o cargados de culpas históricas. Desnudo el macho, ahora también, de los adornos más vistosos del poder (aunque en Chile, abusivamente conserven mucho de ese poder), no les queda más que buscar qué cosas los hace hombre, y qué otras los hace humanos. Sin aduana, ni gendarme, necesita buscar cuáles son sus fronteras, para no perderse en la inmensidad desértica de las identidades electivas. Hijo también de ese desconcierto, anoto algunos hitos de esa frontera a ver si soy capaz de no atravesarla a cada rato.


¿Qué es ser hombre, entonces? Arriesgo una definición preliminar: Ser hombre es tener un sexo, mientras que ser mujer es ser un sexo. El sexo está incorporado a la mujer, es parte central de su cuerpo. Vive en ellas, inseparable, invisible y por eso omnisciente y omnipresente.


Para el hombre, su sexo es otro. Otro ser que le surge bajo el estómago, que aunque no tiene ojo, sí tiene boca, rostro, personalidad. El sexo, el pene, es otro, otro con que abrazarse, agarrarse, consolarse, pelearse, sorprenderse, olvidarse. Otro que parece ser tú, que aparenta escucharte, seguirte y obedecerte, pero que de tarde en tarde revela tener su propio horario, su propia agenda, sus propias urgencias y necesidades.


La mayor parte del tiempo los hombres están dialogando (como en una famosa novela de Alberto Moravia) con ese otro. Llegando a acuerdos sustanciales, o sólo comentando, como si nada, las noticias del mundo. Evaluando si tal niña, o tal idea le gusta o no. De alguna forma nuestra personalidad depende mucho de la de ese otro. Su ímpetu, su hambre, pero también su extraña figura y la vulgaridad con que pasa de la voluptuosa fantasía a la orina, todo eso crea una actitud especial hacia el deseo. No podemos ser del todo serios, o trágicos, cargando con esa especie de monje tuerto que reduce todos nuestros bellos discursos a la fatalidad de la fisiología.


La propia falta de seriedad o de belleza de nuestro sexo, nos obliga - muchas veces- a ver el amor y la sexualidad desde una luz que no excluye nunca la risa, la ironía, la escatología, la caricatura o la monstruosidad. Henry Miller era hombre, y Rabelais, Laurence Stern, y Gunter Grass también. Los hombres que se toman en serio suelen ser impotentes (Kafka), mal dotados (Hemingway), o traumados.


Así, a las mujeres les cuesta entender la capacidad masculina de tener relaciones sexuales que no comprometen en nada sus afectos. Les cuesta a las mujeres admitir que estas bestias, básicamente sentimentales, que son los hombres, pueden ser despiadados clientes de prostitutas, o amantes de secretarias o desconocidas, o felices participantes de cuanta orgía se les propone. Más aún les cuesta comprender que estos actos sexuales, nocturnos, clandestinos y sórdidos no afecten ni la inocencia, ni la ingenuidad del que las comete.


La explicación de esta esquizofrenia sexual está en parte en la historia y la organización social, pero en parte también en esa básica otredad del sexo. La historia les permitió a los hombres ver a las mujeres como objetos de consumo y propiedad, pero también la esencia de su sexualidad les permitió separar por la pared misma de su carne, el placer de los sentimientos, el sexo del amor. Sólo a través de esa posesión de cuerpos, de esa humillación mutua, el hombre siente al fin que su sexo es suyo.


El Quijote y Sancho


El instinto amistoso, tan consustancial al hombre, nace también de esa vecindad con el sexo. La amistad masculina es una extensión natural de la relación del hombre con su propio pene. Una forma de hacer realidad tangible esta conversación infinita que yace al fondo de cada hombre.


Mientras las mujeres suelen ver en otras mujeres siempre una competidora, o una ladrona, los hombres parecen necesitar permanentemente de la compañía de otros hombres que confirmen su existencia.


La relación entre el Quijote y Sancho es el arquetipo de ese diálogo entre el hombre y su masculinidad. El diálogo entre el pene bárbaro, hambriento, cómico y plebeyo (representado por Sancho Panza) y la mente limpia, pura, idealista, aristocrática y ridícula (representada por el Quijote).


Estas dos maneras de ser hombres caminan juntas - en la novela de Cervantes, como en la vida de los machos- gracias al mismo instinto de juego. Los dos huyen de las mujeres. Sancho de su esposa, el Quijote de su sirvienta, y caminan hacia un mundo de puro juego en que poseer y ser poseído es imposible. Vuelven a una infancia encantada, en que son engañados, burlados, pero protegiendo de a dos sus respectivas ingenuidades.


Y es evidente que los amigos se desean, se gustan, se seducen infinitamente, pero si no se tocan, si no se besan, es porque su amistad es justamente un refugio contra el sexo, contra la posibilidad de entrar del todo en una vida y dejar hijos, y una casa que es imposible de dejar del todo.


Es el miedo el motor mismo de la complicidad masculina. Es el temblor el que los dos juntos combaten. Es el terror el que respira detrás de las risas. ¿Miedo a qué? ¿Terror a quién?


El síndrome de Aquiles


En Aquiles, el guerrero que sólo combate con valor cuando quiere vengar a su amigo, Homero creó el símbolo mismo del macho. El irascible soldado que hace todo por vengar la imagen de un muerto, por su recuerdo, pero es incapaz de ver hasta qué punto su rabia y su odio hacen inminente su propia perdición.


Aquiles, el invulnerable, es gracias a su famoso talón, la vulnerabilidad misma. Esa vulnerabilidad, un pedazo de piel y sangre que nos recuerda que somos niños y que todo puede dolernos y herirnos, es una metáfora bastante evidente del sexo del macho. Porque ese sexo, exterior, visible, vivo con que el hombre no termina nunca de entenderse, es también más frágil que el de las mujeres. Se ve, entonces, se puede cortar, extirpar. El frío, el calor, todo le duele y hiere. Un golpe en el lugar exacto transforma a Jean Claude Van Damme en un niño lloroso que chilla desconsolado.


Esa angustia de la castración, y esa sensación de ser portadores de su propio colgante ridículo hace de los hombres seres básicamente vanidosos. Infantiles preocupados del estatus, completamente adictos al halago, no hay nada más fácil de seducir y conquistar que un hombre. Sólo basta decirle que es un genio, que es fuerte, poderoso o visionario para que se lo crea. Halagar a un hombre es regalarle un sexo que él cree que no le quitarán con un par de tijeras.


Así, el miedo a la castración gobierna al hombre. Puede que para esconder su terror, golpee a su novia, puede que se pierda en el alcohol, o como Aquiles, se lance contra los muros de Troya y acabe con su vida. Puede hacerse payaso o vaquero, rockero o funcionario; su ropa, sus pistolas, su guitarra eléctrica, sólo sirven para desviar la atención de la fragilidad de sexo. Todo en el hombre es una espera y una huida de la castración. La castración que fatalmente ocurre en cada acto sexual. El sexo del hombre se pierde en el de la mujer, y deja de pronto de ser del todo un hombre.


Castración no del todo horrible. Los quince segundos después del éxtasis son el único momento en que los hombres dejan de pensar en el sexo y de estar obsesionados por senos, traseros o conquista. Bestia visual, justo cuando el hombre deja de poder ver su sexo, puede dejar de pensar en él. Después del orgasmo los hombres viven medio minuto de plenitud en que es un niño que corre sobre la arena y el silencio y la sensación de estar lleno, frío y tibio. Y siente que ha matado de un cuchillazo la bestia que lo habita, y que puede pedir perdón y ser perdonado.


Las edades del hombre


Volver a ser niño, a ser perdonado como un niño, es singularmente para el hombre, el objetivo del acto sexual. Mientras en la mujer la frontera entre la niñez y la edad adulta está trazada con sangre, en el hombre las dos edades se confunden y abrazan.


Mientras en las mujeres la pubertad adorna sus pechos, y su tamaño, en los hombres no es más que una deshonra, en que una pérdida es seguida por otra, una derrota llama a otra, hasta llegar a ser hombres. La niñez termina, tras varios golpes de estado hormonales, que no pocas veces junto con derrocar el gobierno de la infancia destruyen el palacio presidencial de la autoestima. Y de pronto, sin una explicación convincente; la voz, las manos, el tamaño, todo deviene incomodo, molesto, feo.


Y de pronto el adolescente va buscando en las niñas un poco de la gracia, de la piel, de las curvas que él tuvo cuando niño. Aunque ellas le hacen saber que ese mundo ya no puede ser suyo. Quizás por eso invariablemente los seductores fueron feos que no tuvieron la ilusión de ser andrógenos y desde temprano necesitaron seducir para ser visibles.


La revolución adolescente es en las mujeres corta y definitiva. En eso se parecen a los Estados Unidos, tempranamente liberados de Inglaterra y tempranamente organizado y en paz. Los hombres son como Sudamérica, de una independencia larga y conflictiva que termina, fatalmente en una infinita guerra civil.


No existe en el hombre, como en las mujeres, ni un segundo nacimiento (la maternidad) ni una advertencia de la mortalidad (la menopausia); la vida del hombre transcurre en una pelea continua contra la muerte. En un presente continuo e indiferenciado en que se puede ser padre en cualquier momento, y nunca se deja del todo de ser hijo.


En las mujeres, la maternidad, el amor y la menopausia hacen tabla rasa sobre buena parte de su pasado. Las obligaciones con el futuro las hace vivir con intensidad desusada el pasado. Son - anatómicamente incluso- de una sola pieza. Se puede dibujar su figura con un solo trazo de pincel. Los hombres son por esencia más adictos a los pedazos, a los trozos, a los otros, y a lo otro. El diálogo con su propio sexo hace que los dolores o las culpas duren más, porque son temas de largas discusiones entre yo y yo mismo, entre el otro que soy yo, y yo que soy el otro. Los boleros más tristes, y los tangos más sufridos son de machos, incapaces de salir de esa conversación con lo que fue, y lo que no pudo ser. Revolviéndose con placer infinito en la culpa, el arrepentimiento y el odio. Incapaces de salir del agujero que es al mismo tiempo un útero al que volver.


El pasado, único momento en que el hombre se siente entero, se comprende y se mira. El hombre suele ser melancólico, y suele medir el presente con parámetros de pasados. Gran parte del debate político entre hombres está mediado por los grandes modelos del pasado. La grandeza es para el hombre algo que ha sucedido ya. Para las mujeres en política ese pasado, y sobre esa melancolía que suele idealizar el antaño, pesa menos. Gran parte del atractivo de la candidata Bachelet (como de la primera ministro Thatcher, o de Golda Meir) es su facultad para dar vuelta la página de su propio pasado. Lo que no equivale al olvido, sino sólo en la puesta en frío de las tibias brumas del ayer.


Las mujeres han tenido históricamente mayor derecho de gritar y llorar su dolor y así deshacerse de él. Los hombres suelen, en el pudor obligatorio de los fuertes, arrastrarlo hasta el infinito. Guardarlo en el secreto, junto con el resto de los juguetes rotos y las fotos viejas. Alimentos de las fantasías que les permiten no ver lo que tienen al lado, y describir con claridad lo lejano, lo improbable y lo imposible. Es esa fantasía que completa lo real y siempre choca con él, lo que hace del Quijote - novela en que las mujeres son sólo sombras- una novela básicamente masculina. Los hombres temen, con razón, a la realidad bajo todas sus formas, y la reemplazan por juicios o prejuicios.


Los mapas y los símbolos son el mundo de los hombres. Las estrategias, su forma de aplazar la batalla, hasta que - perfectamente imaginada- sólo les queda ocurrir. Para un hombre, lo inesperado es siempre una derrota. Aunque generalmente - como sucede mil veces en el Quijote- su aparato de conceptos e imágenes, es tan veloz, que luego reconstruye sobre las ruinas el edificio derruido y encuentra que ha ganado justo porque perdió.


Los hombres hablan en clave entre ellos, y se reconocen en la distancia que ponen entre el mundo y ellos. Esa distancia, que aparenta ser el amor al mundo, y su necesidad de conquistarlo es sólo el miedo a la muerte, que enfrentan sin hijos, sin otra eternidad que la de las palabras.


Roosevelt vivió rápido, porque creía que la mala suerte nunca alcanzaba a los jinetes veloces. Alejandro el Grande, se emborrachó mientras invadía Oriente. Despertó y al ver la muerte acercarse retrocedió. Napoleón tomó por asalto Rusia para vengarse de los cuernos con que Josefina adornó su frente. La muerte una y otra vez alcanzó a los héroes; una y otra vez el potente se encontró frente a frente a su impotencia y ha dejado en silencio al macho para dejar hablar al hombre, y el hombre dejar sólo al niño pegado contra el vidrio de una ventana mirando, sin comprender, la violencia de la lluvia sobre la pradera.


Rafael Gumucio.

El genio

El genio
Ricky Ricon, Arica.
www.chile.com

Una pareja de golfistas están jugando una tarde en un exclusivo campo rodeado de lujosísimas mansiones de millones de dólares. En el hoyo 3, el marido le dice a la esposa:- Querida, ten cuidado cuando golpees, porque si rompes una ventana nos va a costar una fortuna reponerla.La esposa golpea y la pelota va a dar al ventanal más grande de la casa más lujosa de la urbanización. El marido la increpa diciéndole:- ¿Te fijas? ¡Lo primero que te dije! ¡Ahora ve tú a saber cuanto va a costar esa ventana!El esposo se dirige a la casa, acompañado de su mujer, toca la puerta y una voz desde adentro le dice:- Adelante...El hombre abre la puerta y mira que hay vidrio esparcido por toda la casa y una botella rota a un lado del salón. Un hombre elegantemente vestido, sentado en un sofá le dice:- ¿Son ustedes los que han roto mi ventana?- Sí... De verdad que lo sentimos mucho.- Bueno, la verdad me han hecho un favor... Soy un genio que he estado atrapado en esa botella por más de mil años, por lo que estoy dispuesto a conceder tres deseos, pero como son dos, haremos lo siguiente: les voy a dar un deseo a cada uno y otro me lo guardo para mí... A ver… ¿Qué deseas? -le dice al esposo.- Quiero un millón de dólares al mes, por el resto de mi vida.- Dalo por hecho. A partir de mañana los comenzarás a recibir; ¿Y tú? -le dice a la esposa.- Quiero tener una casa en cada país del mundo.- Es lo menos que puedo hacer por ti. A partir de mañana te llegarán los títulos de propiedad de las casas.- Bueno ¿Y usted qué desea? –le pregunta el esposo al genio.- Miren, yo he estado atrapado en esa botella por más de mil años y en todo ese tiempo no he tenido sexo con ninguna mujer, por lo que mi deseo es acostarme con su esposa.Se quedan mirando el uno al otro y, finalmente, el marido dice:- Bueno, por un millón de dólares mensuales y todas esas casas, yo creo que podemos hacer una excepción ¿No crees? A mí no me importará.El genio se lleva la esposa a la habitación principal y luego de tener sexo por más de dos horas, le pregunta a la esposa:- Por cierto, ¿Qué edad tiene tu marido?- Treinta y cinco ¿Por qué?- ¡Porque parece mentira que a los 35 años, todavía existan güevones que creen que los genios existen!

Como matar a tu mujer

Como matar a tu mujer
Claudio Alballay, Copiapó.
www.chile.com

Estaban conversando dos amigos, y uno le dice al otro:
>¿Sabes?, mi mujer me tiene! chato!, me dan ganas de matarla, pero
>no encuentro la manera para que no me pillen!.
>El otro le dice... Fácil!...mátala a cachas!
>El otro pregunta:
>¿Ah? ,!!!¿¿ se mueren de eso???? ¡¡¡
>Si!, ...responde el otro.
>OK!, Voy a intentarlo!
>Como a los 2 meses se encuentran nuevamente.
>El amigo del consejo ve a su compadre flaco, demacrado, casi transparente y le dice:
>¿Como estas?, ¿Como va el tema?...
>El flaco con voz cansada responde:
>Bien, muy bien!, donde la pillo le doy como caja!
>Pero, y, ¿ como va la cosa?.
>"Muy bien!, ahí anda la güeona, cantando, silbando y no sabe que se va a morir!.

Las mujeres y la intimidad II (Un foro)

Sin comentarios.....
http://foros.universia.es/mvnforum/mvnforum/viewthread?thread=1253

Las mujeres y la intimidad

¿Por qué las mujeres entre ellas pueden hablar de todas sus intimidades, incluyendo por su puesto, las de uno?. No lo acepto, que compartan su intimidad, si, pero que eso no signifique que puedan compartir la de uno, que con suerte es compartida con una (a la vez generalmente). ¿Es mucho pedir?, pienso que solo es respeto, nada mas, uno deposita su confianza en alguien ¿para que?, ¿para eso?, no lo creo. Y cuando uno descubre como son las cosas, ¿cómo recupera la confianza?, ¿es parte de la naturaleza de la mujer?

Hombres visuales, Mujeres táctiles

jueves, julio 21, 2005

Hace poco, en una discusión mixta de amigos sobre la excitación, la calentura, la atracción sexual y esas cosas que a veces le pasan a las personas, saltó la manoseada frase de "los hombres son de ver, las mujeres de tocar", citada por el mas viejo de los presentes. Inmediatamente, todas las mujeres presentes asintieron, alabando la experiencia de un viejo lobo.

Mi argumentación es que no es tan simple, que eso es una generalización vulgar. Incluso pienso que las mujeres no conocen mucho su propia sexualidad. ¿En verdad para una mujer ser tocada es como para un hombre ver una mina en pelota?, ¿una mujer se excita cuando le agarran el poto en la calle así como un hombre (muy probablemente) se calentaría con ver una mina mostrando sus partes? o ¿cuando la saca a bailar un desconocido, su atracción hacia él está determinada por como y cuánto la toque? no creo.

Pienso que es más que eso, por decirlo de alguna forma, la sexualidad del hombre es hacia afuera, es penetrante, no está enfocada hacia sí mismo. Por eso quizás la vista es su sentido más característico. La sexualidad de la mujer es hacia adentro, ¿penetrativa? (cómo decir penetración desde el lado de quién participa en la penetración siendo penetrada, cómo decirlo sin que signifique una participación pasiva o algo que solo le ocurre a quien es poseído?) por eso se puede entender como algo táctil, pero mi reflexión va mas allá. La vista y el tacto son, por decirlo de algún modo, el síndrome y no la enfermedad.

La esencia de la sexualidad femenina no está en un sentido, el tacto, ni siquiera en todos (bueno, tampoco la masculina). Está en el proceso de ser poseída, o más bien de ser metaposeída mientras posee, y esto no es privativo de un solo sentido. La audición, ser poseída a través de palabras, puede llegar a ser incluso mas perturbante sexualmente que muchas caricias. Con el gusto no sé, pero imaginen lo ligado que está con el tacto (¿helados o chocolate por el cuerpo?). Con los olores menos sé, pero intuyo que gran parte de las evocaciones mas fuertes son a través de ellos, principalmente de la infancia y el Edipo.

Básicamente eso pienso, pero es una reflexión abierta,


¿Hay ejemplos a favor o en contra?.......